lunes, 2 de marzo de 2015

Educar es enseñar caminos para la vida....

Inst. Brochero Bell Ville - Inscripciones 2015 


Inscripciones Abiertas en el Inst. Priv. Dioc. Prof. “José Gabriel Brochero” 25 de mayo 59 - Bell Ville (03537) 426156 

 * Profesorado de Educación Primaria - Orientación en educación rural 


   La educación como apuesta Por Magister Tomás Vallejos 


 ¿Quién puede olvidar las sensaciones que de niño o niña tuvo en el mes de marzo? ¿Quién puede borrar de su recuerdo el olor a nuevo de los útiles, los guardapolvos recién planchados, el patio de la escuela, los pizarrones todavía limpios de tiza? En principio, nadie. Y esto, por una simple razón. Las cosas significativas dejan huellas en nuestro imaginario individual que, por compartido, se convierte en colectivo. El inicio del ciclo escolar, como ritual de iniciación, es un resultante del proyecto de la escuela moderna y la concurrencia masiva a los edificios escolares, perdura como promesa de iluminación desde el saber acumulado socialmente. Más allá de la natural crisis de cambio que atraviesa la escuela (mutaciones en el lugar autoridad que ocupamos los docentes y el final del monopolio del conocimiento, acontecido por la la expansión de los medios tecnológicos), sigue siendo la educación pública un hecho colectivo insoslayable, y por ende, un fenómeno que merece nuestra atención. Dicho de otro modo, no existe experiencia social equivalente a la asistencia planificada, según tiempos y lugares, para acceder a saberes y competencias que nos permitan ingresar a la vida social con más herramientas para la interacción social, el desempeño laboral y la participación ciudadana. Una acontecimiento tan masivo, demanda nuestra reflexión para captar su verdadero valor. Solo así podemos convertir a la instancia meramente formal del inicio de las clases, en un hecho realmente significativo tanto en lo personal y familiar, como en lo que respecta a nuestra vida en tanto pueblo. La educación pública, sigue siendo (y más aún en el siglo XXI) una piedra angular en la experiencia de inclusión social. Y es la niñez, el estadio existencial, donde comienza a jugarse el éxito de esa empresa. A los maestros, por lo tanto, se les confía la difícil tarea de introducir en los vericuetos de las ciencias, las artes y la educación físico-motora a los "nuevos", aquellos que se integran a la vida social. Y vale aquí una anécdota doméstica que ilustra bastante bien a las "nuevas infancias" que nos toca educar. Hace días, tuve enormes dificultades para responder a la pregunta de mi hijo de 9 años demandado razones de por qué no podía participar de las elecciones de este año. Mi respuesta no fue muy convincente ya que al punto, retrucó: "¡No es justo, es mi derecho!". No deja de asombrarme la emergencia de nuevos sujetos que no aceptan dócilmente restricciones a la participación. Los que sufrimos en nuestra primer infancia a la dictadura, sigue admirándonos el arraigo creciente de una conciencia colectiva en las generaciones educadas en períodos democráticos. Y más aún en estos últimos años, en que conjuntamente a la ampliación del acceso a bienes materiales y culturales, se ha profundizado la conciencia y la participación política. En un momento expansivo tanto en lo nacional como en lo latinoamericano, gozamos de un alto nivel de inversión social y en educación, por lo que debemos redoblar nuestro compromiso con una escuela pública, de calidad y para todos. Cada cosa bien aprendida, es verdaderamente una promesa de futuro. Si el árbol no nos tapa el bosque, podremos advertir que las dificultades que como docentes enfrentamos, son en realidad desafíos, y que, tanto en lo individual como en lo colectivo, no hay techo para la imaginación y los deseos. La apuesta reside en no contraponer la libertad individual a la colectiva y consolidar así, un proceso de crecimiento con inclusión. Es en la educación, donde los países de la periferia, jugamos el partido más decisivo. 

* Director del Instituto "P.J.G.Brochero"